domingo, 31 de agosto de 2014

EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA

Esta obra de José de Espronceda es un poema narrativo de 1704 versos que se publica de manera completa en 1840 aunque ya en 1837 el autor había escrito partes del mismo.

Nos relata la historia de Don Félix de Montemar, personaje muy parecido a Don Juan Tenorio por su manera de vivir la vida. Es un mujeriego, arrogante, prepotente y violento que mantiene relaciones con una jovencita que se enamora de él llamada Elvira. Una vez que ella se entrega a él, Félix la abandona lo que causa la muerte de ella. Esto compone la primera y segunda parte del poema. Durante la tercera Félix formará parte de una partida de cartas en la que apostará objetos de la difunta Elvira lo que demuestra el alma rastrera del joven. Aparecerá entonces Don Diego, hermano de Doña Elvira, que viene buscando venganza.
En la última parte se produce un duelo entre los dos en el que Don Diego fallece. Un poco más adelante Don Félix vagando por las calles encontrará a una mujer cubierta con un velo, intentará cortejarla y la seguirá hasta el cementerio de Salamanca, allí verá al igual que Don Juan, su propio entierro. Sin atemorizarse de los sucesos que experimenta termina delante de la tumba de Doña Elvira. Allí un espectro llora inclinado en la tumba. Una vez que llegue a su lado aparecerán coros de fantasmas y el propio espectro de Don Diego,  el cual le da el mensaje de que debe casarse con su hermana.
El espectro cogerá la mano de Don Félix y cuando este le quite el velo, verá que no hay más que un esqueleto que le besa. Es entonces cuando se dará cuenta de que verdaderamente el acaba de morir.

Como se puede observar por el resumen, es una obra claramente romántica ya que se denota todos los puntos más importantes del romanticismo. El caballero pecador y belicoso que roba la virginidad a las damas más puras para luego dejarlas. Como la muerte sale a buscarlo y mediante sucesos de penumbra y tenebrosos es como se dará cuenta de su muerte. Todos estos son aspectos maravillosos que nos hacen disfrutar de este movimiento tan peculiar donde lo vivo y lo muerto caminan de la mano.
Algo también muy del romanticismo es la visión de su propio entierro, o el descenso del alma hacia el purgatorio


Juan Jesús González Moreno

No hay comentarios:

Publicar un comentario